La inmigración europea a Argentina entre 1880 y 1930, masiva y prolongada en el tiempo, indica que Argentina fue percibida como un país de oportunidades, de trabajo y de crecimiento económico. A través de las distintas redes familiares y de otros tipos, se desarrolló un mecanismo de ingreso de inmigrantes y de transmisión de expectativas positivas, prometedoras de bienestar a los parientes del paese. Por el contrario, el fenómeno destacado en los últimos años ha sido el de la emigración de ciudadanos argentinos a Europa. Esta inversión de la tendencia, luego de más de un siglo, encuentra su explicación en las recurrentes crisis económicas y políticas de la Argentina, en la larga recesión con fuerte desempleo que sufre el país desde hace cuatro años, y en el futuro de incertidumbre que generó la crisis financiera desatada a fines de 2001. La devaluación de enero de 2002 ha acentuado significativamente la recesión económica, los índices de desocupación aumentaron, generándose así una situación política y social traumática que va mas allá del aumento del índice de desocupación y la caída del poder adquisitivo. Con la pérdida de prestigio de los partidos políticos mayoritarios, la pérdida de confianza en las instituciones políticas se cuestiona la viabilidad de la Argentina a mediano plazo. De hecho, de un país con un ingreso promedio de mas de 8 mil dólares per capita se pasó a un país del orden de los 2 mil dólares per capita y con expectativas de seguir cayendo. El análisis de la crisis económica excede los objetivos del presente estudio, pero el aumento de la desocupación de un 7%, en 1992 a un 20% en 2001, en un país sin seguro de desempleo, y sin un proyecto político de crecimiento, son indicadores elocuentes de la actual crisis en Argentina y de su impacto en la población. Como hace cien años o más lo hicieron sus antepasados, muchos argentinos ponen hoy sus esperanzas en la emigración, como camino hacia un futuro que les permita superar la presente falta de horizontes. Hace cien años, todo lo que se requería para poder tentar fortuna en Argentina era tener entre 10 y 59 años, y estar sano. Hoy estas dos condiciones no bastan para garantizar a un inmigrante argentino en Europa su derecho a postularse a un trabajo. Por ello, muchos descendientes de europeos en Argentina solicitan el reconocimiento de una ciudadanía heredada de sus ancestros, y recurren a la base de datos de inmigrantes del Cemla en busca de precisiones sobre el arribo y el origen de sus antepasados europeos. Hasta el año 2000, la cantidad de consultas sobre parientes de todas las ciudadanías alcanzaba a 120 por mes. En el año 2001 se verificó un importante incremento, con una caída en los 60 días posteriores al atentado de las Torres Gemelas, y un crecimiento importante a partir de enero 2002. Figura 1. Consultas al Cemla sobre antepasados inmigrantes. Evolución 2000-2002 Esta urgencia por buscar nuevos horizontes multiplica el número de quienes solicitan turno para gestionar reconocimiento de ciudadanía, con respecto a las estimaciones indicadas por Favero para fines de la década de 1980 y comienzos de los 90 (Favero, 1994). El presente estudio se origina en la curiosidad de conocer a los actores sociales de este fenómeno, los descendientes de italianos, y en comprender cuáles son las motivaciones y expectativas en la obtención de la ciudadanía italiana. Se utilizaron en él dos abordajes metodológicos diferentes, en cuanto a los objetivos, al tipo de recolección de datos y al método de análisis empleado. La forma de registro poblacional argentina hace imposible estimar el número y las características de la población descendiente de inmigrantes, en la medida en que los Censos Nacionales de Población no recuperan esa información. La presentación de estos descendientes de inmigrantes en el Cemla para obtener información de la base de datos nos proporciona un camino de acercamiento a ese universo1. La misma a su vez, podría convertirse en una vía de acceso para otras investigaciones sobre los descendientes de italianos en Argentina – movilidad social, espacial, redes personales y otros. Para conocer el universo – descendientes de italianos – se procesaron los datos de los solicitantes – sexo, edad, ocupación, religión – que figuran en las fichas (auto administradas) que llenan los descendientes al solicitar información de la base de datos. Para comprender el sentido y motivaciones de dichas búsquedas, expectativas y el sentido de los posibles proyectos de emigración, se utilizó como técnica la entrevista personal en profundidad entre italianos en Argentina. El lugar y la circunstancia de la toma de las entrevistas personales resultó un marco apropiado para generar un clima íntimo y propicio para abordar un tema emotivo y movilizador. Los entrevistados manifestaron una alta disposición a participar y a dar rienda suelta a las emociones promovidas por la búsqueda de sus orígenes 2. La relación directa entre las situaciones de crisis económica y social en Argentina y el aumento en las demandas de nacionalidad italiana ha sido analizada por Favero y otros (1992, p. 196), quienes señalan una curva ascendente de ciudadanías tramitadas en los años 1989, 1990 y 1991. Las apreciaciones de los protagonistas de hoy también remiten a un contexto esencialmente expulsor, en que la angustia por el futuro inmediato y mediato es dominante:
la situación actual me está obligando a irme, no me interesa irme; me desentusiasma quedarme (Universitario, desocupado). Los italianos en Argentina La población nacida en Italia residente en Argentina está desapareciendo, tal como lo indica su participación decreciente sobre la población total en las últimas mediciones censales: 1.7% en 1980, 1% en 19913 y a su vez va envejeciendo, con un porcentaje creciente de mayores de 65 años, 45% en 1980 y 47% en 1991(Rosoli, 1989, INDEC, Censo Nacional de Población de 1991). Los descendientes de italianos captados en el Cemla residen en Buenos Aires y resto de las provincias, tienen una edad promedio de 42 años – con individuos entre 17 hasta 80 años – y predominan entre ellos los varones, en particular en el tramo entre 25 a 44 años. La proporción de varones resulta superior al de la población total en Argentina, 48%, de acuerdo a los resultados provisorios del Censo Nacional de Población y Viviendas de 2001. Tabla 1. Descendientes de italianos, por ocupacion y nivel de educacion (nacidos en Argentina, con al menos un antepasado italiano, ya sea paterno o materno) (valores porcentuales). Ocupación | Nivel de Educación | Primaria % | Secundaria % | Terziaria Universitaria Postgrado % | Total % | Profesionales, técnicos con formación universitaria y terciaria | - | | 58 | 38 | Empleados en sector público y privado | 38 | 41 | 19 | 26 | Oficios con formación secundaria | 8 | 14 | 1 | 5 | Comerciantes | - | 4 | 4 | 4 | Empresarios (constructor, fabricante) | - | - | 1 | * | Estudiantes de cualquier nivel | - | 9 | 7 | 8 | Ama de casa | 46 | 18 | 4 | 9 | Jubilado | 8 | 9 | 3 | 5 | Desocupado | - | 5 | 4 | 4 | Bases | 13 | 129 | 278 | 420 |
Fuente: Fichas auto administradas, Cemla, 20024 La mayoría de los individuos con alto nivel de instrucción trabajan en forma independiente; casi un 20% se ocupa como empleado del sector público y privado. Existe una proporción no despreciable de individuos con buen nivel de capacitación que declaran ser comerciantes (4 %), amas de casa (4 %) y desocupados (4 %), y, en menor medida, empresarios (1 %). Los individuos con educación secundaria se desempeñan como empleados y como trabajadores independientes, en oficios. Los italianos en Argentina contactados pertenecerían a una clase media – media y alta urbana, que, como señaló Lépore (1994, p. 141), constituyen un sector muy vulnerable en sus ingresos en situaciones de crisis. Las declaraciones de los entrevistados sugieren una clase media empobrecida. Entre los universitarios y técnicos que trabajan en forma independiente existen situaciones de sub-ocupación encubiertas y a su vez, entre profesionales y técnicos que trabajan en relación de dependencia – sector público y privado, existen casos en los que desempeñan funciones no acordes con su formación. Posición generacional con respecto al emigrante italiano Los descendientes de italianos del presente estudio son en su mayoría bisnietos y tataranietos de un pariente italiano – 45% y 44% respectivamente, con un 6% de nietos y 1% de hijos. Este dato resulta peculiar al compararlo con los resultados del capítulo de Ancestros de la Encuesta Permanente de Hogares (INDEC) para el Gran Buenos Aires realizado en 1990, que registra un 4.3% entrevistados nacidos en Italia; 12 % de hijos de padre italiano y 10% de madre; 22% con abuelos paternos italianos y un 20 % con abuelos maternos. El grado de parentesco contrasta también con la información proveniente del estudio «Gli Argentini in Italia» (Favero, 1992), referido a los argentinos entre 15 a 39 años que hace una década estaban haciendo los trámites en Argentina para la obtención de la ciudadanía italiana. El grado de parentesco prevaleciente en aquel grupo era el de hijos y nietos (47% y 41% respectivamente) y su perfil de edad era más joven. En cambio, en el grupo de descendientes contactados en el Cemla, considerando sólo a los jóvenes hasta 39 años, la mayoría son bisnietos, (71%)5. Ciudadanía Italiana: El resultado de las entrevistas personales – 30 – indica que la investigación de los orígenes familiares, uno de los objetivos de la búsqueda, es una motivación subyacente inclusive entre quienes desean – o ya tienen – la ciudadanía italiana. Tabla 2. Objetivos de las búsquedas de información de parientes italianos, por sexo (respuesta múltiple) (valores absolutos) | Masculino | Femenino | Total | Ciudadanía | 14 | 4 | 18 | Búsqueda de raíces/orígenes familiares | 10 | 5 | 15 | Ciudadanía para los hijos | 4 | 3 | 7 | Ya tiene la ciudadanía | 1 | 1 | 2 | Datos para una materia del colegio | 1 | - | 1 | Base: entrevistados | 21 | 9 | 30 |
Fuente: Entrevistas personales, Cemla, 20026 El significado unívoco otorgado a la ciudadanía italiana es la obtención de un pasaporte de la Unión Europea, valorizado para ingresar a cualquier país de Europa y del mundo. La obtención de la ciudadanía italiana es un logro en sí mismo, un capital – «no lo pienso por mí, porque ya tengo una vida acá, sí por mi hija que no sé dónde está parada» – y un legado para los hijos. Frente a una escenario político y social percibido como excluyente y opresor, que genera sensación de impotencia, la gestión de la ciudadanía significaría recuperar protagonismo y libertad, otorgándoles el rol de sujetos sociales que eligen su porvenir y el de los hijos. La inclusión en el análisis de la trayectoria profesional de los emigrantes potenciales brinda información adicional muy interesante. La posición laboral y la trayectoria de una entrevistada dentro de una firma multinacional – como las referencias que surgen de otros entrevistados – ilustra una visión peculiar de la globalización y de su lugar en la sociedad en red. La pertenencia a la organización le otorga su identidad socio profesional y su desempeño dentro de la misma. La emigración sería para ella una decisión de carrera y en ese caso «la firma resolvería su ciudadanía». La obtención de la misma sería para asegurarles a las hijas «un lugar en el mundo», que ella tiene garantizado pero que no puede legar por herencia. «Quiero la ciudadanía no para mí porque yo tengo mi carrera en la firma, sino por el mundo que les va a tocar a mis hijas…Tener el pasaporte de la unión Europea es algo más para poner en la mochila» (38 años, empleada en una firma multinacional). «Mi hermana está en Valencia porque trabaja en una empresa multinacional y por eso no necesitó hacer este trámite, pero me comenta que cualquier ciudadanía de la Unión Europea facilita mucho las cosas» (29 años, ingeniero electricista, actualmente desocupado). Entre los emigrantes potenciales no se perciben signos de identidad italiana, que se explicaría por la fuerte presencia de símbolos de «italianidad» en el tejido social de nuestro país. Esta percepción se confirma con las conclusiones del trabajo de Schneider (2000), sobre la base de 106 entrevistas a descendientes de italianos en Argentina. Los emigrantes potenciales descendientes de italianos se plantean implícitamente o explícitamente el siguiente desafío ¿ La ciudadanía italiana significará una llave de ingreso a las redes – la economía mundial globalizada – permitiéndoles adaptarse a las nuevas normas de competencia? Proyectos de emigración Del total de entrevistados, once no demuestran ni una disposición a emigrar ni una idea aproximada sobre un posible proyecto. A los individuos que en el curso de la entrevista manifestaron disposición a emigrar y una idea aproximada sobre el proyecto se les hicieron preguntas tendientes a determinar su posible concreción: 1) disponibilidad de ahorros; 2) realización de contactos personales – de amistad o de parentela – o institucionales; 3) cita fijada para la presentación de la documentación en el Consulado Italiano en Argentina o el Consulado Argentino en Italia; 4) estudio de los idiomas de los países de destino. Un plan de emigración se consideró «concreto» si se daba alguna de estas condiciones7. La categoría «indefinidos» alude al no-cumplimiento de ninguno de estos requisitos. En la categoría «no piensa emigrar» se incluyó a aquellos que explícitamente manifestaron no estar dispuestos a emigrar. Tabla 3. Planes de emigración, según grado de definición del mismo, por sexo, edad y nivel de instrucción (valores absolutos) Por sexo, edad y por niveles de instrucción | Planes (en Número de casos) | Concreto | Indefinido | No piensa emigrar | Total % | Masculino | 6 | 6 | 1 | 13 | Femenino | 3 | 2 | 1 | 6 | Hasta 29 años | 4 | 3 | | 7 | 30-39 | 2 | 2 | 1 | 5 | 40-49 | 3 | 2 | | 5 | 50 y más | | 1 | 1 | 2 | Est. primario y secundario | 3 | 4 | 2 | 9 | Terciario. Universitario y Postgrado | 6 | 4 | | 10 | Base entrevistados | 9 | 8 | 2 | 19 |
Fuente: Entrevistas personales realizadas en el Cemla (19 casos). Los resultados preliminares de esta investigación confirman las conclusiones del estudio de Favero (1992) sobre la distancia entre la elaboración de un proyecto de emigración y la concreción del mismo, ya que en algunos casos se percibieron más las intenciones que la formulación de una estrategia de partida. Debido a la extraordinaria demanda de reconocimiento de ciudadanía italiana, el consulado italiano en Buenos Aires otorga a los solicitantes citas para recibir su documentación y procesar las solicitudes, que en la actualidad implican una demora de aproximadamente tres años. Esta demora, de por sí, mediatiza toda perspectiva de emigración basada en la obtención de ciudadanía. Tabla 4. Razones de emigración por nivel de instrucción de los potenciales emigrantes (respuesta múltiple) (valores absolutos) Razones de emigración | 1º y 2º Nº | 3º Universitario Postgrado Nº | Total Nº | Mentalidad, idiosincrasia no seria; pueblo sin memoria | 1 | 3 | 4 | Clase política corrupta, mafiosa, impunidad | 5 | 8 | 13 | Incertidumbre, inestabilidad social, política y económica | 5 | 7 | 12 | Recesión; cierre de empresas; falta de empleo | 4 | 7 | 11 | Falta de respeto a los derechos personales | 2 | 0 | 2 | Base entrevistados | 7 | 10 | 17 |
Fuente: Entrevistas personales realizadas en el Cemla (17 casos) El tipo de razones para emigrar indica que la situación crítica del país promueve esta decisión8. Tabla 5. Expectativas sobre la emigración por plan (respuestas múltiples) (valores absolutos) Expectativas | Concreto Nº | Indefinido Nº | Total Nº | Obtener un trabajo | 2 | 5 | 7 | Mejor calidad de vida/certidumbres | 2 | 4 | 6 | Capacitación y perfeccionamiento profesional | 4 | 1 | 5 | Reconocimiento profesional de mis capacidades | 5 | - | 5 | Dispuesto a trabajar de cualquier cosa | 2 | - | 2 | Hospitales públicos y servicios sociales | 2 | - | 2 | Parientes y amigos me ayuden a conseguir trabajo | 2 | - | 2 | Base: Entrevistados | 9 | 8 | 17 |
Fuente: Entrevistas personales realizadas en el Cemla (17 casos) Tabla 6. Expectativas sobre la emigración por edad (respuestas múltiples) (valores absolutos) Expectativas | Jóvenes Nº | Adultos Nº | Total Nº | Obtener un trabajo | 4 | 3 | 7 | Mejor calidad de vida/certidumbres | 2 | 4 | 6 | Capacitación y perfeccionamiento profesional | 5 | - | 5 | Reconocimiento profesional de mis capacidades | 4 | 1 | 5 | Dispuesto a trabajar de cualquier cosa | 1 | 1 | 2 | Hospitales públicos y servicios sociales | - | 3 | 3 | Parientes y amigos me ayuden a conseguir trabajo | 2 | 1 | 3 | Base: Entrevistados | 11 | 6 | 17 |
Fuente: Entrevistas personales realizadas en el Cemla (17 casos) El cuadro precedente sobre las expectativas expresadas por los potenciales emigrantes ilustra que existen diferencias por edad. Sin embargo, para la comprensión del sentido atribuido por ellos a dichos proyectos se utilizó el análisis cualitativo sobre la base del relato de la historia de los orígenes y expectativas que generaron esta iniciativa. Los potenciales emigrantes que revelaron un proyecto más elaborado de emigración fueron: jóvenes con alta capacitación y con una identidad profesional – career oriented – que perciben la emigración como una oportunidad para insertarse profesionalmente en los países de destino con un reconocimiento a sus capacidades; adultos profesionales con empleo, decepcionados por las recurrentes crisis de nuestro país; y técnicos con formación y experiencia – desocupados o sub-ocupados – que han venido elaborando estrategias de supervivencia no exitosas y encuentran en la emigración una salida para la supervivencia. Las trayectorias laborales de cada uno, sus propias percepciones sobre la crisis actual en nuestro país – influida a su vez por sus propias biografías, valores, creencias, expectativas – y sobre el lugar imaginado por ellos en este nuevo escenario son los factores que confluirían en la toma de decisión. Las reflexiones de Dubar sobre las crisis y la identidad son pertinentes para interpretar las situaciones planteadas por los potenciales emigrantes – las crisis generan rupturas en las representaciones que los individuos se hacen del mundo y de su lugar en el mismo; hay un quiebre en los sistemas de valores, creencias y en las identidades personales y profesionales. 1. El relato sobre la historia ocupacional y proyección profesional actual de jóvenes con alto nivel de capacitación, evidencia identidades socio profesionales claras, actitudes dúctiles y selectivas, y la percepción de un mundo con aumento de la desocupación, la exclusión social y la precariedad laboral. Los jóvenes altamente capacitados – career oriented – en el planteo de diversos escenarios posibles – dentro y fuera del país – incluyen la esfera de su vida personal y la carrera de la pareja. Las representaciones del mundo profesional y de su lugar ocupado en ese mundo refleja una visión que implica una división del mundo y una re ubicación de los individuos en el mismo. La ciudadanía italiana – o permiso de residencia, en Canadá o Australia – sería un recurso más dentro de las diversas estrategias de desarrollo profesional9. «Tengo un perfil que puede interesar a Australia (o Canadá) y más que la ciudadanía – que creo difícil de conseguir – busco un permiso de residencia que lo dan a aquellos que aplican para un examen. Mi novia trabaja en una empresa multinacional, por eso en principio iría solo y luego ella vería si consigue un pase o renuncia» (26 años, Lic. en Economía, con Master en Administración de Empresas, desocupado)10. «Me interesa ir a trabajar en el tema de marketing o calidad de alimentos, que le interesa a varios países de Europa, por eso hice contactos con la Universidad de Bologna que tiene convenios con empresas europeas. Acá en Argentina, se están abriendo algunas posibilidades con el tema de la importación que pueden interesarme» (26 años, ingeniera agrónoma con Master en Alimentación, desocupada). «Mi idea no es irme a ganar la vida de cualquier cosa sino trabajar en mi profesión y perfeccionarme» (29 años, ingeniero eléctrico). 2. Los adultos que han sufrido otras situaciones de crisis institucionales y políticas del país – el golpe militar, la hiperinflación y «el tequila»11 – se sienten más golpeados por la situación actual, y se perciben a sí mismos «como grandes para emprender una aventura de emigración». La repetición de lo siniestro les provoca dolor y arrepentimiento, en particular a aquellos que alguna vez pensaron en irse y «apostaron al país». «Demasiado desgaste, esfuerzo, para no saber qué va a pasar mañana. Me duele el alma pero no doy más». «En Argentina, además de la clase política el problema es la idiosincrasia, la mentalidad del argentino que va y compra dólares, y así generamos nosotros mismos la inflación. Tengo la sensación que estoy en una calesita donde las situaciones se repiten y no aprendemos» (músico, 43 años). «Quiero irme porque desde el 94 hago changas12. Conozco gente que vive mejor allá que acá» (zapatero, adulto). Los adultos perciben la crisis actual de nuestro país, como una ruptura de expectativas, esperanzas, ideales, y certezas. La percepción es que en Argentina – en las instituciones y en la población – prevalece una mentalidad «especulativa», «individualista», carente de una concepción de Nación que facilita estos procesos. Me di cuenta que los años van pasando y que sigo perdiendo. Como no estoy apostando a ser chanta13, no estoy en los negocios, no estoy especulando, perdí con la hiperinflación y ahora sigo perdiendo. La historia se repite porque la idiosincrasia no cambia y se me va la vida (43 años, músico, con trabajo). Una idea asociada a la anterior es que Argentina se ha convertido en un país «para elegidos», «corruptos», «especuladores», y «funcionarios que avalan la impunidad». Los adultos denuncian la ruptura en el sistema de valores fundacionales de nuestro país, personificado precisamente en la figura del inmigrante europeo de fines del siglo XIX. La idea básica de progreso e incluso de ascenso social se vinculaba al trabajo, esfuerzo y honradez («Los inmigrantes que vinieron acá, traían sólo ganas de trabajar y se hicieron de una posición económica»; «los problemas recurrentes de Argentina más que económicos son morales y creo que uno de los temas es la falta de identidad»; «si uno no sabe quien es no puede decidir dónde ir»). La inclusión en el análisis de las identidades profesionales de dos adultos – un artista y una profesional independiente – permite comprender las diferencias en los proyectos de emigración definitiva14. En un caso, su trayectoria profesional como artista (43 años) lo ha vinculado anteriormente con los países europeos y su proyecto profesional está incluido en el de emigración. En otro caso, el proyecto de emigración significa el abandono de su identidad profesional y la búsqueda de un trabajo, aún por debajo de sus capacidades. (Profesional, 44 años). Una expectativa atractiva entre los adultos es la posibilidad de obtener, junto con la ciudadanía italiana, los servicios sociales y de salud de los países europeos. «Estuve en la Ronda de Pobres de París para experimentar qué era, sé que hay mafias, pero también sé que hay hospitales públicos, transporte estatal que funciona. Sé que hay también una tremenda invasión de musulmanes…» (músico, 43 años). «Sé que el Gobierno italiano brinda ayuda a descendientes de italianos que están solos por eso quiero obtener la ciudadanía italiana» (nieta, 40 años). 3. Los jóvenes técnicos – en situaciones de sub ocupación o desocupación – perciben la emigración «como una solución, y esperanza de supervivencia», en la medida que han probado otras estrategias no exitosas La reconstrucción de la trayectoria laboral de un padre y un hijo – ambos técnicos – ilustra el daño en la identidad profesional luego del fracaso como trabajador independiente y del despido, en el caso del hijo. Esta situación revela adicionalmente otro tema vinculado al modelo de la identidad que es la importancia de la figura paterna15. Me casé a los 23 años. Fui hijo de inmigrantes pero tuve casa propia y estudios, me perfeccioné como protesista dental y instalé un laboratorio. En los 60 con los bonos 16 me fundí y me pasó como a él, tuve que ir a trabajar a una empresa, haciendo un trabajo de obrero, pero había que mantener a la familia (jubilado, técnico). En la representación de la emigración a Italia con su pareja, quien mantiene lazos con sus parientes italianos – el hijo abandona su identidad profesional y se proyecta como asalariado – «dispuesto a bajar la cabeza y trabajar», «en Italia sobran los profesionales, lo que necesitan es mano de obra». La emigración significa para la pareja la concreción de un proyecto personal «demorado» – casamiento – y una salida laboral resignando su trayectoria laboral – él, de técnico y ella de abogada. Las nuevas figuras referenciales – parientes de ella en Italia – favorecerían su ingreso al mercado laboral y esta vinculación es percibida como clave para concretar el proyecto. Un técnico – actualmente desocupado – que hace 4 ó 5 años tiene el proyecto de emigración en su agenda, viajó a Italia, hizo contactos con amigos y evaluó instalarse en el Norte («las perspectivas son buenas, es un país que funciona, hay fábricas, veo un porvenir para mis hijos»). Estudia idioma italiano y proyecta viajar primero, y luego que este instalado llamar a su familia. La percepción sobre la importancia de contactos en Italia – familiares o amicales –para concretar el proyecto es compartida por un joven italiano entrevistado – «no es tan fácil conseguir trabajo si no hay un amigo o pariente que lo conecte. Se consigue trabajo, incluso para los italianos, con contactos. Yo les digo a los argentinos que vayan sólo si alguien los llama con una propuesta concreta» (Italiano, 34 años, Asistente Legal). Una de las conclusiones de este trabajo es que los descendientes de italianos, con predisposición y con planes de emigración – contactados en el Cemla – pertenecen a una clase media, con un nivel medio y alto de instrucción, y estas características son similares a las del grupo de jóvenes captados por el estudio de Favero en 1992. Lelio Mármora, por su parte también afirma que se trata de «una emigración de clase media que en general cuenta con al apoyo familiar para la compra del pasaje y los gastos durante los primeros tiempos»17. Otra conclusión, que coincide con las del trabajo de Favero (1992), es que para los potenciales emigrantes, la emigración estaría básicamente dada por los factores de expulsión de Argentina, más que por expectativas prometedoras en ultramar. Íntimamente creo que no me voy a ir nunca. Lo que pasa es que acá me siento presionado, angustiado, no puedo manejar la plata, cobrar mi trabajo. Hago malabarismo para vivir, llegar a fin de mes y estoy harto (Adulto, técnico, trabajador independiente, sub ocupado). Los descendientes de italianos «buscando el regreso» no tendrían la expectativa de «fare l’Italia» pero sí de encontrar un lugar de mayor estabilidad material y emocional. Las crisis y las identidades Las motivaciones subyacentes a la consulta sobre los datos del pariente, son la búsqueda de una identidad personal o familiar – «conocer mi identidad», «armar el rompecabezas familiar» – y explorar los grupos de pertenencia más allá de las fronteras nacionales – «quizás descubra que mi familia está más allá que acá». Vengo a buscar una identidad que no tengo (Mujer, ama de casa, 40 años). De ahí que la posibilidad de obtener datos precisos del pariente estimule la continuación de la búsqueda, convirtiéndose en un fin en sí mismo. «Mi primera idea fue la ciudadanía pero luego me enganchó conocer más sobre la historia de mis abuelos» (50, nieto). «Ahora mi interés es el tema familiar, se convirtió en un fin en sí mismo» (25, nieto). Por diversas circunstancias de la vida – fallecimiento prematuro del pariente, vínculos familiares interrumpidos, senilidad actual del informante o por «secretos familiares» – la transmisión oral de la historia del inmigrante de padres a hijos, genera imprecisiones sobre datos del pariente. La experiencia de expertos en estudios sobre inmigración, que emplearon como técnica de recolección de información el método biográfico, enfatiza la resistencia de algunos inmigrantes a hablar sobre los años de penurias y privaciones. (Pujadas Muñoz, 1992) La percepción de uno de los entrevistados coincidiría con esta apreciación. Creo que había secretos por cierta vergüenza en las primeras generaciones de reconocer que habían sido pobres (61 años, bisnieto, universitario). El desconocimiento de los detalles sobre el origen y la llegada del pariente no se vincularía con el grado de parentesco de acuerdo al testimonio de muchos nietos que inclusive han conocido al pariente de ultramar. «No tengo un hilo familiar que me pueda contestar porque mi abuela italiana que ahora tiene 96 años un día me dice que es de Roma, otras que es de Sicilia» (Abogada) (Nieta, 43 años). «Mi padre y mi abuelo murieron cuando era chico y no tengo a nadie a quien preguntar. Sólo tengo la fecha en que nació pero no sé dónde» (52 años, nieto, técnico, actualmente desocupado). La situación que también genera imprecisiones es la falta de interés del descendiente por conocer detalles en el momento que existió un contacto directo con el pariente. El abuelo era de Venecia. Yo lo sabía pero en ese momento no me interesaba. Mi abuelo se carteaba con los parientes. En algún momento dejaron parte de una herencia. Pero en ese momento estaba en otra etapa de mi vida, tenía un montón de otras prioridades, mi realización personal, la crianza de los hijos (ama de casa, 60 años, nieta con ciudadanía). La duda reside, en algunos casos, hasta en la nacionalidad del pariente. El testimonio de una nieta es elocuente ya que infiere su nacionalidad por los recuerdos vagos de su madre. «Mi mamá recuerda que cuando era chiquita su mamá cantaba en italiano, usaba vestido negro y tenía pañuelo en la cabeza, y como a Entre Ríos habían llegado italianos, franceses y alemanes se me ocurrió averiguar la nacionalidad» (nieta, 46 años). «No sé la nacionalidad de mi abuelo. Se rompió el vínculo familiar porque mi padre cortó la relación con su padre, que los abandonó y ahora quiero conocer mis raíces más profundas» (Arquitecto, trabajador independiente, 57 años). El encuentro de documentos o cartas se vincula con algunas situaciones de la vida – mudanzas o fallecimientos – «encontré la libreta de casamiento de mi abuelo en un baúl, cuando se vendió la casa de mis abuelos "o"en la caja fuerte al fallecer mi padre». La búsqueda de una identidad es importante incluso entre los que ya tienen ciudadanía italiana y concurren al Cemla para obtener el certificado de arribo del pariente por el valor simbólico atribuido. La averiguación del lugar de procedencia del pariente – y la del origen del apellido vía diversos sitios de Internet – se ha convertido en una de las posibilidades de establecer contactos con gente del paese o con italianos del mismo apellido. Este rastreo virtual en los posibles lugares de nacimiento del pariente hasta llegar a hacer conexiones sería una evidencia más de la curiosidad por vincularse con los orígenes – «llegando a ser la ciudadanía en algunos casos una mera anécdota». La información recogida estaría en línea con la aseveración de Anthony Giddens quien postula que «la globalización no tiene que ver únicamente con la liberalización de los mercados, sino, con la transformación de nuestras vidas, nuestras emociones…la conexión entre la computación y las comunicaciones electrónicas esta transformando nuestras vidas» (Giddens, 1991, p. 24). «Es como tirar una piedra al agua que hace círculos concéntricos, y va consultando en el pueblo de al lado y así sucesivamente hasta que llega al pueblo del tío abuelo o bisabuelo» (Universitario, 61 años). «Creo que la ciudadanía Italiana es una anécdota dentro de todo. Acá somos pocos de familia y por ahí vengo a descubrir que mi familia está allá» (Universitario, 57 años). Este fenómeno ha de interpretarse en el marco de la nueva modernidad – mundialización económica – que actualiza la necesidad de reconstruir la propia identidad personal – y la identidad profesional – en la sociedad en red (Ianni, 2001, p. 9). Reflexiones iniciales Una de las conclusiones que se desprenden es la constatación de que, frente a las crisis institucionales, económicas y sociales de Argentina, los descendientes de italianos se plantean como opción la emigración y recurren a sus potenciales derechos de ciudadanía. La relación entre las crisis y este comportamiento ha sido estudiada por Favero (1992) y se confirma con los resultados preliminares de este estudio. Los italianos en Argentina – salvo excepciones – no presentan signos de identidad con la cultura italiana – si por tales se entiende el conocimiento del idioma, la participación en instituciones18 o el estrecho contacto con parientes italianos. La «omnipresencia» de la cultura italiana en el tejido social de nuestro país explicaría la ausencia de estos signos. (Favero, 1992; Schneider, 2000). La ciudadanía italiana significaría la obtención de un pasaporte valorizado para ingresar a los países europeos y/ o a cualquier país del mundo. Los resultados preliminares confirman también otras de las conclusiones de Favero y otros (1992): por un lado, existe una distancia entre la elaboración de un proyecto de emigración y su concreción, ya que en algunos casos se detectaron más las intenciones que la formulación de un proyecto efectivo. Para los potenciales emigrantes, la emigración estaría básicamente dada por los factores de expulsión de Argentina, más que por expectativas prometedoras en ultramar. El relato sobre la presente situación de los italianos en Argentina, potenciales emigrantes – angustiante y desesperada – refleja la profundidad de la crisis en la clase media urbana de Argentina. Los descendientes de italianos «buscando el regreso» no tendrían la expectativa de «fare l’Italia» pero sí de encontrar un lugar de mayor estabilidad material y emocional. Los entrevistados que revelaron un proyecto más elaborado de emigración fueron: jóvenes con alta capacitación y con una identidad profesional – career oriented – que perciben la emigración como una oportunidad para insertarse profesionalmente en el país de destino con un reconocimiento a sus capacidades; adultos profesionales con empleo, decepcionados por las recurrentes crisis de nuestro país; y técnicos con formación y experiencia – desocupados o sub ocupados – que han venido elaborando estrategias de supervivencia no exitosas y encuentran en la emigración una salida para la supervivencia. Los italianos en Argentina con disposición a obtener la ciudadanía italiana pertenecen a una clase media, pero en proceso de paulatino empobrecimiento – constituida por profesionales y técnicos en situaciones de subocupación o desocupación encubiertas e inclusive por individuos desocupados. La distancia entre la elaboración de proyectos de emigración, realización de trámites de ciudadanía y su concreción se verifica en las estadísticas sobre saldos migratorios que señala que en los años 2000 y 2001, el saldo migratorio es de 70000 personas, y que este año sería menor (La Nación, 12 de mayo de 2002). Estos resultados preliminares revelan a su vez dos aspectos interesantes: por un lado, la diversidad de líneas de investigación posibles sobre el universo de descendientes de inmigrantes, particularmente de origen europeo; a su vez la vinculación de los datos provenientes de la base de inmigrantes y la de solicitantes – que esta en construcción – brindaría información adicional sobre las características socio demográficas, ocupacionales, grados de parentesco de los descendientes de las diversas nacionalidades, y sobre la movilidad social y geográfica de los descendientes de inmigrantes. Los relatos personales de italianos en Argentina evidenciaron que los descendientes de inmigrantes que acuden al Cemla son a su vez una fuente valiosa para desarrollar estudios sobre trayectorias personales y familiares en un contexto social crítico y en una dimensión plurigeneracional, que constituirían un aporte no desdeñable a nuestro conociemiento de la estructura social en su conjunto. Gráfico 1. Tasas de desempleo abierto 1992-2001 en % de la población económicamente activa, areas urbanas Fuente: Estudios Económicos de América Latina y El Caribe, 2000-2001 Gráfico 2. Caracteristicas de los descendientes de italianos en Argentina Fuente: Encuestas auto administradas, Cemla, 2002 |